Ser Vigilante de Seguridad no es una opción, no es una alternativa, es la elección

Todo empieza cuando tomas la determinación y estas resuelto a ello. Una vez decidido a formar parte de esa gran familia, el paso siguiente es buscar una academia donde empezar a familiarizarte con el temario y todo lo que rodea a las pruebas de acceso, psicotécnicos, pruebas físicas, exámenes, en ese momento da comienzo la cuenta atrás. Empiezan tus penurias como «opositor». Sí, has leído bien, como opositor, porque para el Misterio del Interior, la formación implica superar unas pruebas físicas y teóricas que se convocan a principio de año. Tus tantas horas de estudio frente a ese libro que será tú mejor y peor amigo mientras no alcances la deseada habilitación. Una vez superadas las pruebas, se vislumbra lo que va ser una constante en tu vida profesional, que no es otra cosa que seguir formándote hasta el fin de tus días como Vigilante. Que nadie se lleve a engaño, es una profesión exigente, demanda un gran sacrificio que se paga con gusto.

Este oficio demanda una profesionalidad por encima de lo normal, requisito indispensable. La evolución legislativa, los  avances y desarrollos técnicos sobre todo tipo de materias, código penal, ley de seguridad ciudadana, medios técnicos, violencia de género, uso de elementos no letales, el uso del arma de fuego, etc. es incesante, dinámica y activa. Todo lo anteriormente citado hacen de ésta una labor de estudio perseverante. La desidia, la apatía, el abandono, la abulia, son como una bola de nieve. Tienes que ir siempre por delante impidiendo que te engulla, que te arrastre y te pierdas en la inmensidad de la ignorancia, de la ineptitud, del oscurantismo, anquilosándote. No hay que retrotraerse, camuflarse o difuminarse en ese mar ingente de uniformes, con el insano pensamiento de que voy lo suficientemente preparado para actuar cuándo y dónde sea.

…es necesaria una adquisición de conocimientos continua para que la brecha formativa, con aquellos que vienen detrás empujando, no sea tan grande…

No basta con haber pasado el ciclo básico de la academia, ¡qué va!, eso sólo es la punta del iceberg. Debemos a lo largo de toda nuestra carrera profesional actualizarnos, acudiendo o realizando continuamente cursos de índole presencial, semipresencial u online. Es una demanda imperativa, no potestativa. No es una opción, es una obligación. Debes formarte, esforzarte por ser mejor en tu trabajo cada día. La importancia de la formación no sólo recae en la empresa de seguridad. El Vigilante, es el que debe tener presente que éste es un oficio cambiante, modificado día a día por los constantes cambios que surgen, que es necesaria una adquisición de conocimientos continua para que la brecha formativa, con aquellos que vienen detrás empujando, no sea tan grande como los mismísimos abismos del infierno.

Las bases de la formación en el mundo de la seguridad son varias; Las empresas son los entes encargados de ofertar y promocionar la formación entre sus empleados, que como mínimo debe ser apropiada. Las empresas deberían promover tantas  acciones o actualizaciones formativas como sean necesarias para cubrir las necesidades de sus trabajadores y las expectativas de la sociedad. Los Vigilantes de seguridad también tienen la obligación de formarse. Si bien tiene o debería tener la potestad de formarse tanto en el ámbito privado como dentro del marco formativo público, ya que toda formación o adquisición de conocimientos redunda en una mayor profesionalidad, que esta a su vez se traduce en una mejor oferta de servicios al ciudadano. Pongamos por ejemplo el uso del Desfibrilador Semiautomático, indispensable en los sitios de concurrencia pública, y que si bien no es formación obligatoria del Vigilante de Seguridad, si es muy recomendable.

Los cursos online te permiten organizarte fechas, materias y horarios de estudio

Hoy en día, al margen de las empresas de seguridad, la formación externa se posiciona como una opción más que ideal, la cual en España obtiene una cota de nivel exigencia o profesionalidad educativa muy alta, ya sea en la formación presencial, semipresencial o en la modalidad online. Siendo esta última una alternativa aun más que aceptable frente a la escasez de acciones formativas dimanantes de los entes públicos, en cuanto a la variedad, plazas, distancias u horarios de los cursos presenciales o semipresenciales. Los cursos online nos proporcionan una disyuntiva frente a ese tipo de incidencias, pudiendo organizarte las fechas, materias y horarios de estudio. Se presentan como opciones eficaces que cubren un más que amplio espectro de la formación necesaria para un vigilante.

No hay que dejar al margen aquellas acciones formativas que requieren, si o si, una presencia del docente para efectuar o desarrollar de manera práctica unos conocimientos. Por ejemplo, el curso para obtener la Licencia C de Armas, las prácticas de Conducción Evasiva o de Defensa Personal. Esta modalidad, aunque no tan cómoda como la anterior, pues exige un mayor sacrificio y esfuerzo por parte del alumno, tiene una serie de componentes importantísimos y que sólo son capaces de reproducirse mediante la continua y reiterada aplicación práctica de los conocimientos.

Resumiendo, tan penoso es que el vigilante de seguridad no se quiera formar como que la empresa de seguridad no ponga a la disposición de este los programas educativos idóneos para mejorar el desarrollo de su puesto de trabajo. Hoy en día el abanico formativo es amplio y sigue en constante evolución. El vigilante debería ser igual de constante y evolutivo en su formación para el correcto desempeño de su trabajo.

 

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